en el palco de mi frente
Él duerme de a ratos
en el ático,
en la mente.
Sus tiempos son otros,
a veces pasan días...
De pronto despierta
y ¡te agarrás, Catalina!
Yo bajo un poco entonces
al comedor del pecho,
me quedo allí mirando
(a veces hasta riendo)...
... y el paya-paya loco
charleto como él solo
me revolea un bostezo
y vuelve a echarse un nono.
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