La noche
me trae pausas del sueño.
Prepara su índice
a modo de mosquito,
apoya en mi cabeza
ése su dedito
(¡clin!)
y deja en ese acto
camionada de preguntitas
que buscan manotear
a invisibles
respuestitas.
Merodean
en la fuente de
la plaza de mi pecho.
Las adivino como cuando
anticipo una canción
con sólo escuchar su bajo:
¿Y quién es
para vos hoy
ese chico?
¿O qué significa que aun sientas en tu espalda
sus mordiscos?
¿Y qué sabor del carajo
desconocido
trajeron sus besos?
¿O por qué será que
no podés
dejar de pensar en ellos?
¿Y cómo no se te ocurrió antes?
¿O por qué tenés una
correntada
por dentro?
Río secreto
crecido
agitado después de lluvia
me rebasa
inunda
arrasa
deja guachas
las dudas
(mientras rasco juerte las ronchas
del brazo
y busco pegar ojo
otro rato).
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